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lunes, 6 de mayo de 2013

Demasiado bueno para ser verdad...y ético


Carla López

Personas falsas, lugares falsos, testimonios falsos y citas falsas.  Las historias que escribía  el periodista Stephen Glass en el diario The New Republic, eran increíbles…pero falsas. El joven redactor adulteró 21 de los 47 artículos publicados y fue descubierto por la competencia…¿Mentiroso patológico o profesional sin ética?

Para la defensora del lector del diario Hoy Ana Angulo,  no existe un manual de periodista, sino que este es la ética que tiene cada persona. El oficio de periodistas conlleva más obligaciones morales, sociales y éticas que cualquier otro. El 65% de la población adquiere información de periódicos, según Fundamedios. Siete de cada diez opiniones se ven influenciadas por lo que se publica en estos medios, según CIESPAL













Una investigación profunda junto a información veraz, contrastada y objetiva son las que crean un periodismo ético . Como expone el periodista Dimitri Barreto “no hay historias perfectas en el periodismo”. Sin embargo, Stephen Glass quería que cada historia fuera un éxito, olvidando que este oficio se debe  a la sociedad y no al triunfo profesional del periodista.

Internet jugó un rol fundamental en la captura de Glass. Y es que fue el medio digital de Forbes el que descubrió las mentiras en los artículos del joven periodista. Barreno sostiene que aunque la era digital facilita la inmediatez de las noticias, también pone en una vitrina a los periodistas lo que dificulta mentir o actuar antiéticamente.


Según Ana Angulo, la ética para el periodista es una forma de vida se pone a prueba todo el tiempo. Para ella, los periodistas que  mienten son corruptos y deben ser juzgados no solo por el lector sino también por la ley. Stephen Glass olvidó que el periodismo es sinónimo de servir a la sociedad de manera trasparente y honesta. Y aunque ciertas cosas en la vida son prohibidas de olvidar, la vergüenza y el repudio de sus lectores se lo recordarán por toda la vida. 



Notas relacionadas:
¿Quién es Stephen Glass?

Enlaces de interés:
Entrevista con Stephen Glass 
Shattered Glass 
Stephen Glass y The New Republic 

martes, 30 de abril de 2013

El papel de la competencia en el caso Stephen Glass

Mishelle Noboa

Con tan solo 25 años Stephen  Glass alcanzó el éxito en la élite del periodismo político estadounidense  logrando llegar a millones de personas que seguían sus historias en el The New Republic. Una a una eran esperadas con ansias por los asiduos lectores. Cada una causando mayor impacto que la anterior, llevando a Glass a la cima.

Pero como dice el refrán, lo que rápido viene, rápido se va y primero cae el mentiroso que el ladrón. Y fue justo lo que le pasó a Glass. En mayo de 1998 fue despedido dela redacción de The New Republic, tras ser descubierto por el periodista de la competencia, Adam Penenberg.

Las sospechas comenzaron cuando el personal de la edición digital de la revista Forbes, empezó a investigar el artículo más reciente de Glass, “Hack Heaven”, que relataba la fantástica historia de un adolescente de 15 años que logró hackear el sistema de seguridad de los fabricantes de software Jukt Micronics y estos en lugar de denunciarlo lo contrataron.



Penenberg comprobó que la empresa carecía de página Web, que no figuraba en la Asociación de Fabricantes de Software y no había pagado impuestos en el estado de California. Además de innumerables detalles de la historia que tampoco pudo comprobar.  Por lo que llegó a la conclusión de que  nunca existió Jukt Micronics y la historia era una completa mentira. Esto fue un éxito para el periodismo digital, pues era la primera vez que un medio digital, que tan solo llevaba un año en funcionamiento, había investigado y revelado un escándalo de tales dimensiones, poniendo en evidencia a un medio impreso de gran prestigio.

Stephen Glass intentó justificar sus mentiras con la creación de unas nuevas. Pero esto solo lo hundió más. La maraña de mentiras e inventos pronto salió a la luz con la publicación del reportaje “Lies, damnlies and fiction”  escrito por Penenberg, en el cual ponía al descubierto a Glass,  afirmando que tras la corroboración de sus historias se encontró que al menos 21 de las 47  que elaboró para el prestigioso medio, fueron fabricadas parcial o totalmente.

En este caso de fraude periodístico, el papel de la competencia fue crucial para exigir la buena práctica de esta profesión, apegada a la objetividad y veracidad de los hechos y fuentes.  Pues si bien The New Republic falló en sus filtros, Forbes se encargó de hacer el papel de defensor del lector y velar por el derecho que tenemos todos a conocer la verdad y gozar de un periodismo de calidad.

Notas relacionadas:
¿Quién es Stephen Glass?

Enlaces de interés:

ShatteredGlass (2003)
El fabulador
TheNew Republic and Stephen Glass